Cómo hacerlo correctamente y por qué es importante
El cultivo de cannabis requiere tiempo y cuidado. Una vez que hemos llegado a la fase de recolección de los cogollos, podemos engañarnos pensando que hemos llegado al final del proceso y que por fin estamos preparados para saborear el fruto de nuestro trabajo.
Por desgracia, o por suerte, no es así. La fase posterior a la cosecha es muy importante, ya que puede potenciar las cualidades de la planta o comprometer todo el lote.
Por lo tanto, el curtido y el secado correctos del cannabis son esenciales para evitar perder semanas de tiempo y arruinar todo justo antes del final.
Veamos cómo curar y secar correctamente el cannabis y cuál es la mejor manera de almacenarlo.
Qué se entiende por curtido y secado
El término “secado“, como puedes adivinar fácilmente, se refiere al proceso de eliminar la humedad de los cogollos de cannabis (cannabis CBD en versión legal). El resultado de este proceso son unos cogollos lo suficientemente secos como para ser quemados o vaporizados con eficacia.
El curtido, por su parte, es el proceso de almacenamiento de los cogollos en frascos herméticos durante un tiempo variable, normalmente no inferior a dos semanas.
Durante esta fase, los tricomas completan su maduración, facilitando el desarrollo de ciertas sustancias como los cannabinoides y los terpenos.
La consecuencia es un mejor sabor y un aroma más fuerte y agradable.
Por lo tanto, el curtido es esencial para obtener un cannabis fragante, sabroso y en la cima de su potencial.
¿Por qué es tan importante el curtido?
En cuanto se cosechan, las inflorescencias están húmedas y son ricas en almidón y azúcar.
El secado resuelve el problema de la humedad, pero no es suficiente para garantizar el éxito del proceso. Los azúcares que contienen son los principales objetivos de las bacterias, que, si atacaran el cannabis, nos obligarían a tirarlo todo.
Aquí es donde el proceso de curtido se vuelve crucial. Este proceso favorece el deterioro gradual de los azúcares y almidones, impidiendo la acción de las bacterias.
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Cómo secar y curtir correctamente el cannabis
Lo primero que hay que hacer es cortar las plantas y decidir si queremos secar las ramas enteras, que colgaremos boca abajo, o sólo las partes superiores, que podemos colocar en bandejas de secado.
En ambos casos necesitamos un espacio oscuro (la luz degrada el THC), fresco (entre 15 y 20°C) y húmedo (el nivel óptimo de humedad está en torno al 50%) para asegurar un correcto secado.
Si bien es muy fácil privar de luz a una habitación, controlar el nivel de humedad puede crear algunas dificultades más. Esto puede hacerse con la ayuda de instrumentos como deshumidificadores o acondicionadores de aire y un simple higrómetro para medirlo.
Además, una pequeña circulación de aire (un ventilador común es suficiente) será esencial.
De este modo se conservan los terpenos, que son los responsables directos del sabor y el aroma del cannabis.
Cuando el exterior de las inflorescencias está ligeramente desmenuzado y las ramitas se rompen con facilidad en lugar de flexionarse, es el momento de proceder al curtido, que durará entre 2 y 8 semanas. Evidentemente, cuanto más tiempo se tarde, mejor será el resultado.
En primer lugar, seleccionamos las inflorescencias y las sellamos en frascos adecuados, que no llenamos completamente. La cantidad ideal de cannabis no debe ser más de ¾ de su capacidad, para que el cannabis tenga suficiente aire y espacio.
A continuación, guardamos nuestros tarros en un lugar fresco y seco, lejos de la luz.
Es muy importante revisar los frascos con regularidad y abrirlos para airear el cannabis durante unos minutos. Durante la primera semana esto debe repetirse varias veces al día, prestando atención al olor que se escapa. Un olor a amoníaco denota la acción degradante de las bacterias y casi siempre significa que la marihuana y la marihuana CBD se están pudriendo.
Es igual de importante comprobar que no se desarrolla moho. En este desafortunado caso, basta con eliminar los brotes comprometidos antes de que el moho infecte a los demás.
Después de la primera semana, puedes simplemente ventilar los tarros cada dos días.
Como se ha mencionado anteriormente, al prolongar el proceso de curado aumentamos las propiedades y la calidad del cannabis, que alcanza su estado óptimo cuando contiene entre un 8 y un 10% de humedad.
No todas las variedades necesitan el mismo tiempo. Hay algunos que dan lo mejor después de 6 meses de curación.
Pero ten cuidado. Después de este período, la calidad disminuirá gradualmente y también el sabor, el aroma y el efecto del cannabis.
Una vez completado el proceso de curado, el peligro de que se formen bacterias y moho en el cannabis se reducirá en gran medida, lo que permitirá almacenarlo hasta dos años. Simplemente guárdelo en un recipiente hermético y alejado de la luz.
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En conclusión
El curtido del cannabis es, por tanto, un proceso clave para obtener un producto final de calidad, tale como el hachis.
Aunque se ha descuidado durante mucho tiempo, este paso marcará la diferencia entre un cannabis mediocre y uno de calidad superior, ofreciendo experiencias sensoriales más satisfactorias e incluso reduciendo el dolor de cabeza que suele seguir al consumo de marihuana.